El pasado martes abrió sus puertas en la ciudad belga de
Lovaina la Nueva el nuevo
Musée Hergé, impulsado por
Fanny Rodwell, la segunda esposa del creador del personaje,
Georges Prosper Remi "Hergé" (1907-83). El museo ha costado 17 millones de euros, aportados por
Studios Hergé, la fundación que mantiene la obra del creador belga, y ha sido diseñado por
Christian de Portzamparc -premio
Pritzker- en el
Brabante valón cuyo paisaje reproducía a menudo
Hergé en sus cómics. Un edificio blanco de 3.800 metros cuadrados y formas racionalistas que flota sobre el paisaje y evoca la famosa línea clara de
Hergé. Un museo que en realidad son cuatro bloques unidos por un gran atrio decorado con motivos que evocan aventuras de sus capítulos y que cuenta con ventanales como viñetas.
La conservadora,
Sophie C. Tchang, explica la distribución final: tras una visión general de la obra, se abordan los años treinta, cuando nace
Tintín (1929) en el diario católico
Le XXème siècle. Luego aparece la familia de personajes, hay una sala para el castillo de
Moulinsart, se revisa la influencia de las noticias y el cine en la obra de
Hergé, su relación con la ciencia y su faceta como publicitario y jefe de un estudio. Y su humanismo, "explorando con sus aventuras otros mundos y culturas". ¿Y los episodios controvertidos, como su trabajo en un diario colaboracionista?
"No escondemos nada, pero no hay espacio para todo", dice el director.
"Él no dibujó historias de propaganda, hizo su arte, sin muchas preguntas, como otros artistas".
Fuente: Hoyesarte
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