jueves, 21 de octubre de 2010

Historia de casas siniestras

Por Charlie Serra

La “casa”, lo mismo que para la literatura y el cine sobrenaturales, ha representado en la historia de los videojuegos un espacio de intrigas, escondites y desenlaces terribles. Mencionemos, por ejemplo, un ladrillo fundamental de las aventuras de investigación: Maniac Mansion. Todavía impregnada del sentido humorista de ciertas películas creepy de los 80’, esta aventura gráfica que muchos consideran pionera, nos adentra en el recorrido de una vieja mansión cuyos secretos se revelan a través de un peligroso recorrido.
Continuando una serie posible e internándose en un clima más lovecraftiano, Alone in the Dark de 1992 nos presenta una casa más grande, más peligrosa, y nos deja completamente solos, sin esos divertidos compañeros juveniles de Maniac Mansión.
En 1996, la primera entrega de Resident Evil nos llevó a una mansión aún más grande que las dos anteriores, retomando el tópico de la inoperancia militar, ya abordado por las películas Los muertos vivos de la década anterior. Héroe y heroína de Resident Evil son policías, no los diletantes y decadentes investigadores de Alone in the Dark.
La casa, el refugio del individuo, el espacio de lo cotidiano, se vuelve en muchos casos y por una contradicción romanticista, el lugar de lo siniestro.