domingo, 9 de diciembre de 2007

Vagabond (el manga)



“Lo que busco es mostrar la conexión entre el cuerpo y el mundo, algo así como un canal. Si conocés tu cuerpo vas a entender la manera en la que hacés las cosas. Mi concepto general es que el cuerpo es uno con el mundo” dice Takehiko Inoue sobre Vagabond, en una entrevista publicada en la revista Lazer. El perfeccionamiento del cuerpo como camino hacia el balance de la mente. Ya en Slam Dunk, obra que lo catapultó a la fama, Inoue muestra como Hanamichi Sakuragi encuentra en el básquet, deporte que es de la devoción del autor, su razón de ser.
Pero en Vagabond el camino es más tortuoso que en los trabajos anteriores del mangaka. Perdiendo el tinte cómico al que los seguidores de Sakuragi y co. estaban acostumbrados, sin significar esto la ausencia total de comedia. Sin embargo, la ganancia es mucha. Uno realmente siente el crecimiento de Musashi Miyamoto, prócer real japonés, aunque novelado en la versión manga. Aprender duele, especialmente cuando es la espada el camino que se emprende.
La narrativa visual de Inoue también ha ido evolucionando (comparar el Slam Dunk #1 con el último tomo de Vagabond si no me creen) logrando una verosimilitud en los movimientos sin la cual los duelos no funcionarían. Las expresiones en los rostros merecen una nota aparte. La mecánica del cuerpo esta por completo dominada en la pluma de Inoue.
Vagabond es una muy buena opción para aquellos que buscan un manga maduro, e incluso para aquellos amantes del comic adulto que huyen de lo japonés, asociándolos solo con Pokemon o Dragon Ball.

Comentario por Diego Labra.

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